domingo, 22 de mayo de 2022

John Wesley: Obras Completas Tomo VII, La Vida Cristiana, Sobre la Esclavitud

 John Wesley: Obras Completas Tomo VII, La Vida Cristiana, Sobre la Esclavitud

Al adentrarnos en la lectura podemos entender que Wesley trata sobre asuntos de conducta tales como la vestimenta, la responsabilidad política, o la actitud cristiana hacia la esclavitud, al tiempo que reconoce el valor de los consejos y a través de toda su vida llamará a sus seguidores a una vida santa, reconociendo también el peligro de que se llegue a pensar que la santidad es el camino que conduce a la salvación, de tal modo que los creyentes, en lugar de confiar en la gracia de Dios, confíen en su propia santidad.

 

Una de las afirmaciones categóricas es que la vida cristiana subraya la importancia de la santificación para la vida y por ello las cuestiones éticas son para él de importancia fundamental. Aunque algunos elementos de la tradición wesleyana han subrayado la santificación personal, y otros han hecho caer el énfasis sobre la responsabilidad social de los cristianos, lo cierto es que para Wesley ambas cosas son inseparables.

La vida cristiana es necesariamente vida en comunidad, y por tanto la santificación ha de manifestarse, no solamente en la vida interior y en el desarrollo del carácter individual, sino también en las relaciones con los demás, y en el modo en que nos comportamos en esas relaciones, incluso las de carácter político y económico.

Según Wesley, el evangelio no reconoce ninguna religión que no sea social, ninguna otra santidad que no sea la santidad social. Y en su sermón número 24 dice: “Trataré de demostrar que el cristianismo es esencialmente una religión social, y que tratar de hacerlo una religión solitaria es en verdad destruirlo”. Por cristianismo quiero decir ese método de adorar a Dios que Jesucristo reveló a la humanidad. Cuando digo que ésta es esencialmente una religión social, quiero decir que no sólo no puede subsistir, sino que de ninguna manera puede existir sin la sociedad, sin vivir y mezclarse con los seres humanos.

Esta extensión social de la fe y de la santidad va mucho más allá de la comunidad de la iglesia, es por ello que Wesley se preocupa constantemente por la vida social, política y económica de Inglaterra. Pudimos entender en esta lectura que Wesley defendiendo la autoridad del Rey y de sus ministros, especialmente frente a la rebelión de las colonias norteamericanas.

Es muy posible y hasta probable que buena parte de lo que allí dice sobre la autoridad de los gobiernos, sobre el carácter de la libertad política, y especialmente sobre las falacias de la democracia, no sea del agrado de muchos lectores modernos.

Ciertamente, sus opiniones al respecto muestran hasta qué punto Wesley era hijo de su siglo, y reflejaba sus prejuicios de clase, de género y de nación. Pero al mismo tiempo hay que reconocer en la mayoría de sus argumentos en torno a estas cuestiones un verdadero y sincero interés por fundamentar sus posiciones políticas y sociales, no en conveniencias políticas o de clase, sino en la soberanía de Dios y los principios del amor en acción. Quizá sea por esto que, al tiempo que sus actitudes en defensa de la monarquía nos chocan, algunas de sus críticas de la idea moderna de la libertad nos hacen pensar.

El punto estelar de la ética social de Wesley es su oposición a la esclavitud, y los argumentos que emplea en ese contexto, examina varios aspectos de la esclavitud, y la condena con argumentos fulminantes. En ese contexto, es importante señalar que, aunque Wesley era por lo general conservador en cuestiones políticas, e insistía en la obligación por parte de los cristianos de cumplir la ley, en este caso no admite el argumento de que la esclavitud puede practicarse porque es legal.

 

Así dice: El gran alegato es: [estas cosas] están autorizadas por ley.

¿Pero puede la ley, la ley humana, cambiar la naturaleza de las cosas?

¿Puede transformar las tinieblas en luz, o el mal en bien?

De ninguna manera. No importan diez mil leyes, lo justo es justo, y lo incorrecto todavía es incorrecto.

IDEAS CENTRALES DEL TEXTO:

Wesley generalmente evade la trampa del paternalismo en contraste con los muchos argumentos, tanto en pro como en contra de la esclavitud, basados en una supuesta superioridad de los europeos sobre los negros.  Basa su argumentación en la humanidad esencial de los africanos, en todo semejante a la de los ingleses.

Defiende la libertad de los esclavos, libertad “a la cual un angoleño tiene el mismo derecho natural y a la cual le reconoce tan alto valor como un inglés”.

Y en otro momento habla de un esclavo que le preguntó a su amo qué le parecería si alguien viniera de África y se llevara a su mujer e hijos como esclavos, con el resultado de que el amo renunció a la esclavitud a partir de entonces.

La esclavitud fue una de las dos razones principales por las que Wesley se opuso a la independencia norteamericana. Una de ellas, frecuentemente citada, es su franca posición en defensa del Rey y de las autoridades establecidas.

Los rebeldes norteamericanos le parecían hipócritas en tanto reclamaran libertad para sí, y no para sus esclavos.

Es por eso que rechaza el reclamo por parte de los rebeldes, que desean librarse de la esclavitud. Desde el punto de vista de Wesley, los rebeldes no son esclavos, primero, porque gozan de las libertades de la mayoría de los ingleses y segundo porque hay una vasta diferencia entre su condición y la verdadera esclavitud.

 

ü  ¿Quién entonces es esclavo? Averigüe en América y lo verá fácilmente. “Observe a aquel negro que se desmaya bajo su carga, sangrando bajo el látigo. Él es esclavo”.

 

ü  ¿Y no hay diferencia entre él y su amo? Sí: el uno grita: ¡Asesinato Esclavitud! ¡El otro silenciosamente se desangra y muere!

 

ü  ¿Pero entonces dónde está la diferencia entre la libertad y la esclavitud? En que usted y yo, los ingleses en general, vamos donde queremos, gozamos del fruto de nuestros trabajos: esto es libertad. El negro no puede: eso es esclavitud.

 

ü  ¿Todo este reclamo sobre la libertad y la esclavitud, no es entonces mera declamación y juego de palabras? El otro tratado en la colección que sigue que merece especial atención es el que se refiere a las causas de la escasez y el alto precio de los comestibles.

 COMENTARIOS VALORATIVOS:

Wesley ofrece su crítica del orden económico y social de la Inglaterra de su tiempo, con base a las consecuencias que tiene para los pobres, escribe fuertes palabras contra las bebidas destiladas. Pero su oposición al alcohol no se debe tanto a su rechazo de la borrachera que sí rechaza fuertemente como a las consecuencias económicas de la práctica de utilizar buena parte del trigo que se produce para destilar alcoholes.

Todo el texto es una crítica al sistema económico de la época, su ataque a la esclavitud, y tantas otras cosas que no hemos mencionado son parte de su entendimiento de la santidad, no en teorías políticas y económicas, aunque Wesley, como cualquier otro ser humano, tenía teorías conformes con su tiempo y circunstancia, sino en esa búsqueda de la santidad que fue parte de su vida desde los días tempranos del Club Santo de Oxford, y hasta el fin de La vida cristiana.

Con relación a lo económico no sólo predicaba el compartimiento de bienes, sino que lo practicaba. Para él, parte de la santidad eran los famosos tres puntos:

  1. 1.    gana todo lo que puedas
  2. 2.    ahorra todo lo que puedas
  3. 3.    da todo lo que puedas.

Pero hay que aclarar que el segundo punto, “ahorra todo lo que puedas”, no quería decir, como parece querer decir para algunos de nosotros hoy, guarda todo lo que puedas, sino más bien, deja de gastar todo lo que puedas, para que entonces puedas darlo.

En lo político y social, los ataques de Wesley contra la esclavitud, el colonialismo y el elitismo social no eran parte de un programa político autónomo, sino de la misma búsqueda de santidad.

Con todo esto con su crítica al orden económico, al sistema colonial, a la esclavitud, y hasta a la revolución norteamericana, Wesley sencillamente está aplicando lo que dijo en aquella advertencia que citamos al principio: “El evangelio no reconoce ninguna religión que no sea social, ninguna otra santidad que no sea la santidad social”.

La Zona del Canal de Panamá