Constantemente
escuchamos que la “responsabilidad social” es la dimensión ética que toda
organización o institución debería tener como visión y promover en su actividad
diaria. Hace buen tiempo que el mundo empresarial acogio y desarrolla la idea,
pero la reflexión acerca de la responsabilidad social recién empieza a darse en
el ámbito universitario en Panamá.
Quisiéramos
en lo que sigue aportar una contribución al nuevo debate, definiendo el
concepto, sin caer en la trampa de plagiar la definición empresarial de
Responsabilidad Social. También si se puede decir, hacia el cual debería
caminar todo esfuerzo académico e institucional, si pretendemos practicar la
Responsabilidad Social Universitaria de modo responsable, y no como mera receta
cosmética.
La Responsabilidad Social
en general destaca varias características de mucha
utilidad para la Responsabilidad Social Universitaria:
- La Responsabilidad Social se
desarrolla cuando una organización toma conciencia de sí misma, de su
entorno, y de su papel en su entorno.
- Presupone la superación de un
enfoque egocéntrico. Además, esta conciencia organizacional trata de ser
global e integral (incluye tanto a las personas como al ecosistema, tanto
a los trabajadores como a los clientes) y, a la vez, "contagiarse"
en todas las partes de la organización (todas las personas de la organización
deben de poder acceder a ese nivel de conciencia).
- Esta toma de conciencia está
ligada a preocupaciones tanto éticas como interesadas. Se trata de una
voluntad ética e interesada a la vez de hacer las cosas "bien"
para que todos los beneficiarios internos y externos de los servicios de
la organización estén "bien". La ética, entonces, no aparece como
freno al interés egoísta de la organización sino al contrario como empuje
para su provecho. Así se crea una articulación pocas veces practicada entre
ética y eficacia.
- Con base a esta articulación, se
definen ciertos principios y valores como parámetros de acción
"buena" para la organización. Se incluyen estos en la estrategia
global y el funcionamiento rutinario de la organización, para que impregnen
todos los ámbitos de las acciones de la organización y sus consecuencias
(ámbitos económicos, sociales, laborales y ambientales). Así la acción
colectiva de la organización se concibe como un todo complejo regulado y
respondiendo por las exigencias y necesidades de todos los afectados
potenciales.
- La definición de lo que es
"bueno" hacer o dejar de hacer depende de una negociación o
diálogo entre los interesados y afectados por los servicios de la
organización, o de una anticipación de los intereses de los afectados
(sobre todo cuando estos no pueden participar realmente del debate, como por
ejemplo las generaciones futuras).
- Está demás decir que la
Responsabilidad Social implica el respeto del marco legal. Como es obvio
que "hay que cumplir con la ley", nos interesamos aquí sólo por
la parte "voluntaria" de la Responsabilidad Social, la que
define acciones más allá de lo que exige la ley.
La Responsabilidad Social
Universitaria
Al
igual que la Empresa que ha debido superar el enfoque filantrópico de la
inversión social (como gasto extra) para entenderse a sí misma bajo el nuevo
paradigma de la Responsabilidad Social, la Universidad debe tratar de superar
el enfoque de la "proyección social y extensión universitaria" como
“apéndices” bien intencionados a su función central de formación estudiantil y
producción de conocimientos, para poder asumir la verdadera exigencia de la
Responsabilidad Social Universitaria.
Todo
parte, en nuestra opinión, de una reflexión de la institución académica sobre
sí misma en su entorno social, un análisis de su responsabilidad y sobre todo
de su parte de culpabilidad en los problemas crónicos de la sociedad, dejando
de pensarse como una burbuja de paz y racionalidad en medio de la tormenta en
que se debate.
La
verdad es que todos los líderes que hoy gobiernan las instituciones públicas y
privadas salen de las mejores Universidades y aplican a diario ciencias y
tecnologías aprendidas ahí, que sin embargo crean y reproducen el mal
desarrollo en el cual la mayor parte de la humanidad trata de sobrevivir.
La
relación entre la crisis del saber tecno-científico y su ceguera crónica concerniente a los efectos globales que engendra por un
lado, y la crisis social y ecológica mundial por otro lado, tiene que ser el
punto de partida para una reforma universitaria de responsabilidad social que
no sea meramente cosmética, sino una profunda reflexión sobre el significado
social de la producción de conocimiento y la formación profesional de líderes
en la era de la ciencia.
Después
de reconocer de que no sólo se trata de reformar a las malas políticas, sino también
a los malos conocimientos y epistemologías que la Universidad contribuye en producir
y transmitir, y que inducen estas malas políticas, cada Universidad podrá empezar
a elaborar su propio diagnóstico y reforma. La Responsabilidad Social Universitaria
exige, desde una visión holística, articular las diversas partes de la institución
en un proyecto de promoción social de principios éticos y de desarrollo social
equitativo y sostenible, para la producción y transmisión de saberes
responsables y la formación de profesionales ciudadanos igualmente
responsables.
En
lo que concierne labor social: La meta es de trabajar en interfaz con
los departamentos de investigación y los docentes de las diversas facultades
para implementar y administrar proyectos
de desarrollo que puedan ser fuente de investigación
aplicada y recursos didácticos para la comunidad universitaria; dejando
atrás la marginación institucional de estas iniciativas voluntarias humanitarias,
por la debilidad de su vínculo con la formación profesional y la didáctica
universitaria.
La idea es lograr una integración de la proyección social en
el corazón de la institución, gracias a una Dirección Académica de Responsabilidad
Social Universitaria que gestione las iniciativas estudiantiles y docentes, y
pueda controlar su calidad. Inútil de precisar que tal unión estrecha entre labor social, docencia e investigación resultará sin duda en el aumento significativo
del voluntariado estudiantil, puesto que el alumnado habrá podido aprovechar de
un aprendizaje basado en proyectos durante su formación.
La
articulación entre las líneas de acción institucional y las diversas carreras
que propone cada Universidad se formula a través de los diferentes tipos de
ejes temáticos que el campo del desarrollo ofrece, y que las ONG´s y Organizaciones
Internacionales han puesto en la agenda social: desarrollo humano y calidad de
vida, desarrollo económico, desarrollo tecnológico y científico sostenible,
desarrollo ciudadano y de la democracia, desarrollo de capacidades y cultural,
entre otros. Tantos temas que pueden interesar a todas las carreras universitarias
posibles, desde las ingenierías hasta las artes plásticas, pasando por la
psicología o la educación.